lunes, 4 de enero de 2016

Heavy metal: válvula de escape
 
En muchos países del mundo árabe se sabe que la libertad de expresión es prácticamente nula debido a la censura aplicada por las autoridades. Fruto de la violencia, la corrupción de los gobiernos autocráticos y la pobreza de muchos de estos países la gente cada vez más se atreve a expresar su opinión utilizando cualquier medio ya sea una manifestación, un cuadro, una película, un poema o también a través de la música.

La música se ha convertido en un método de expresión muy potente hoy en día. La letra o la melodía de una canción pueden llegar a tener mensajes muy sugerentes que penetran en los distintos estratos sociales y pueden ser usados como protesta en situaciones de descontento y represión o también para escapar de la realidad y solo por unos minutos colmarse de paz.
 
El género musical del heavy metal se inició en Gran Bretaña a mediados de los años sesenta. Rápidamente empezó a llegar a todos lados del mundo como un género rompedor y duro que captó la atención sobre todo de los más jóvenes. Pero no llego de la misma forma a los distintos continentes debido a la intransigencia política y religiosa delante de un tipo de música tan dura y según que ocasiones asociada a prácticas satánicas.  
 
En el mundo árabe el heavy metal ha sido duramente golpeado al restringir su práctica y disfrute a los jóvenes, que a través de escuchar  la música y también interpretarla con sus instrumentos se han podido evadir de la violencia que suele rodear a muchos de ellos en sus respectivos países. Una de las expresiones más grandes y abierta que se encuentra en el Oriente Próximo del Heavy Metal es el Desert Rock Festival que se celebra en Dubái. Allí acuden miles de personas amantes de esta música para poder disfrutar sin temor a ser perseguidos y acusados de prácticas oscuras.
 
La realidad de este género en los distintos países árabes se aleja mucho del idílico ambiente del Desert Rock Festival. Su práctica y disfrute son duramente castigados en países como Irán, Arabia Saudí o el Líbano,  tal como describen algunos fans en el documental Global Metal, en la parte que hace referencia al metal en esta zona del mundo. A menudo llevar una camiseta de un grupo de música determinado o llevar el pelo largo bastan para poder ser acusados de prácticas satánicas y posteriormente encarcelados.
 
 
 
 
Los músicos siempre se encuentran en el punto de mira de las fuerzas de seguridad. La banda iraquí Acrassicauda fue objeto de acusaciones y atentados durante el período de la ocupación del país en el año 2003 y el caos posterior a esta. Sus miembros cuentan su día a día en el documental Heavy Metal in Baghdad, en el que muestran cómo puede llegar a ser perseguida una persona por tener afición a este estilo musical. No se vinculan ni con la religión ni la política, que es también el caso de muchos jóvenes que siguen esta música, ellos solo quieren disfrutar tocando sin que la problemática política o religiosa  afecte su modo de vida.
 
 
El heavy metal es una pasión que debe ser respetada en cualquier lugar. Su uso y disfrute sirven en la gente del mundo árabe como válvula de escape a los problemas constantes que sufren debido a las guerras, al terrorismo y a la gestión de sus déspotas gobernantes. Es una forma de vida que no se permite que siga su camino al igual que muchos otros derechos que hoy en día no existen en estos países.
 

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