¿Tienen memoria los muros? ¿Pueden las ruinas de un edificio desvelar
información sobre lo que allí ha sucedido? La guerra contemporánea se ha convertido en un asunto esencialmente
urbano. La mayoría de los conflictos actuales se libran en ciudades. La mayoría
de los civiles que mueren lo hacen en sus propias casas. Los edificios se
convierten, así, en testigos de una nueva forma de violencia.
En torno a esta reflexión surge el concepto de Arquitectura Forense. Los escenarios urbanos destruidos dejan
indicios, huellas, pruebas, que pueden ser interpretados para reconstruir, a
partir de ellos, relatos del conflicto bélico, de violaciones de derechos
humanos y crímenes de guerra. Con el propósito de materializar esta idea nace
la Plataforma Gaza, un proyecto
científico desarrollado por un equipo de “detectives arquitectónicos” de Goldsmiths, Universidad de Londres, conjuntamente
con Amnistía Internacional. Su objetivo es recopilar, cartografiar y analizar
información dispar sobre incidentes individuales que se produjeron durante la
última operación militar israelí en Gaza en los meses de julio y agosto de
2014. Para ello se sirven de una gigantesca base de datos que contiene miles de
fotografías tomadas por satélite, cientos de testimonios personales, horas de
grabaciones realizadas por usuarios y vídeos de servicios informativos. Toda
esta amalgama documental permite obtener un panorama exacto de lo que sucedió
realmente durante los 50 días en los que el ejército israelí atacó Gaza.
Durante la denominada Operación ‘Margen Protector’ (Operation 'Protective Edge'),
2.251 palestinos murieron y otros 11.200 resultaron heridos, de los cuales 1.462
eran civiles. Además, 19.000 hogares quedaron destruidos. Esta intervención,
que tuvo lugar entre el 8 de julio y el 26 de agosto de 2014, tenía como
objetivo impedir que los combatientes palestinos lanzasen cohetes sobre Israel,
así como localizar y destruir la red de túneles empleada por Hamás. Los
militares israelíes sostienen que apuntaban a objetivos de Hamás y que los
civiles asesinados fueron, esencialmente, daños colaterales. El Primer Ministro
de Israel, Benjamin Netanyahu, declaraba un mes después del conflicto que
“Israel hizo todo lo posible para reducir al mínimo las víctimas civiles
palestinas”. Por su parte, las autoridades de Gaza creen que los civiles fueron
objetivos directos.
Lo que este grupo de arquitectos pretende hacer a través de la
Plataforma Gaza es dilucidar entre estas dos versiones enfrentadas y elaborar
un análisis independiente. No obstante, las conclusiones parecen apuntar a la
Comisión de Crímenes de Guerra, ya que la mayoría de los ataques investigados
no mencionan ningún objetivo militar. En palabras de Eyal Weizman, arquitecto
israelí y principal investigador de Arquitectura Forense, “la violencia de
Estado es dual porque es violencia contra la gente y las cosas. Y es violencia
contra la verdad de que dicha violencia haya, efectivamente, tenido lugar”.
"Cuando la violencia se lleva a cabo en las ciudades, la gente muere en los edificios, y los edificios se convierte en evidencias".
Son muchos los elementos que sugieren que la estrategia de dominación
del Gobierno de Israel gira en torno a la arquitectura y el urbanismo; en torno
a construir y destruir. Ya no parece ser suficiente su política de
ocupación, consistente principalmente en el establecimiento de asentamientos en
los territorios palestinos ocupados. Tampoco su arquitectura de la
violencia, donde cada elemento urbanístico presente en Jerusalén –ya sean árboles,
balcones, carreteras, puentes, torres de vigilancia o el sistema de
alcantarillado– está
deliberadamente diseñado para garantizar la separación entre las dos partes de
la ciudad y perpetuar, simultáneamente, el control israelí sobre Palestina. El
Estado judío se ha propuesto traspasar aún más, si cabe, los límites del
Derecho Internacional. Tras la premisa de la
seguridad, Israel deja a un lado las sutilezas y entra, literalmente, hasta la
cocina de los hogares palestinos.
Pero es aquí donde la Arquitectura Forense surge como una forma de
rebeldía; como la arquitectura de la resistencia; como una manera de convertir
las heridas materiales infligidas por el Ejército israelí en un testimonio que
puede ser usado contra el propio Estado para investigar sus cada vez más
frecuentes crímenes de guerra.
"Houses are murdered just as their inhabitants are killed and the memories of things are slaughtered, wood, stones, glass, iron, mortar - scattered like human limbs. And cotton silk, linen, notebooks, books – all torn apart like the unspoken words of people who did not have the time to say them".
Extracto de la obra The House Murdered, de Mahmoud Darwish.
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