lunes, 28 de diciembre de 2015

Punk e Islam: juntos y revueltos

Seguramente, en un primer momento habría pocos conceptos que nos parecieran más antitéticos que el punk y el Islam. Y es que ¿cómo podrían tener algún tipo de relación? Imágenes estereotipadas cruzan nuestra mente nada más oír dicha posibilidad. Punks: liberación sexual, drogas, alcohol, desenfreno, vida nocturna, música irreverente y agresiva, ateísmo. Islam: no tomar ni alcohol ni drogas, represión sexual, rezar cinco veces al día, sumisión total a Alah. No obstante lo cierto es que, sorprendentemente, por una vía u otra, ambas culturas han acabado relacionadas de formas muy distintas.

Tenemos el caso del movimiento taqwacore, nacido a raíz de la novela de Michael Muhammad Knight The Taqwacores, y que terminó corvintiéndose en el manifiesto vital de cientos de jóvenes de ascendencia musulmana en Estados Unidos. Se trata de una escena punk islámica que reivindica la cultura islámica en contra de la criminalización y la marginalización sufrida en el seno de la sociedad estadounidense. A su vez es también un punk que llama al individualismo sobre el control que el Islam ortodoxo establece sobre los cuerpos y las mentes de los creyentes, y que promueve la interpretación personal del Islam para adaptarlo a la propia identidad. El Islam punk es a la medida de cada uno. La escena musical taqwacore incluye grupos como The Kominas, Al-Thawra o Vote Hezbollah. Nos encontramos con canciones de letra provocadora como Sharia law in the U.S.A o más políticas como Who benefits from war?. Su objetivo es el de reivindicar su posición frente a las ideologías dominantes a la vez que enfrentan la islamofobia y el racismo y, por supuesto, echando mano del humor negro y de la ironía para ridiculizar tanto a sus detractores como a sí mismos, y usando tanto el inglés como la lengua de sus padres para ello. En la guerra de civilizaciones, el punk islámico se posiciona contra todos.

Por otra parte, en los países musulmanes el punk adquiere connotaciones distintas, aunque no por ello deja de estar presente. Desde el norte de África hasta el sudeste asiático, el punk se convierte en un arma contra la represión, en una herramienta de expresión y de liberación personal y colectiva contra los regímenes políticos y las fuerzas de la tradición. Se trata de un punk que en ningún caso es calificable de islámico, sino más bien de todo lo contrario, de reacción frente a la cultura musulmana -lo que no impide que tanto el Islam como el punk formen parte de la identidad de algunos de los integrantes del movimiento-. En general se trata de movimientos autogestionados y con enormes dificultades para llevar a cabo su actividad artística, siendo relegados a la escena underground y afrontando persecución policial constante. Encontramos bandas punk como As We Fuck, de Argelia, Beirut Scum Society, Libaneses, o Cheshme3vom, de Irán

Es especialmente llamativo el caso de Indonesia, al ser el país con más musulmanes del planeta y que alberga a su vez una de las escenas culturales punk más dinámicas y multitudinarias del mundo. Allí el punk llegó en los años 90 durante la dictadura de Shuharto, antes de la era de internet. El espíritu del punk calaría hondo entre los jóvenes indonesios, los cuales lo utilizarían como forma de rebeldía contra la dictadura, reivindicando la libertad de expresión. Así, el movimiento punk terminaría vinculándose con el movimiento ecologista, así como con la lucha contra la corrupción y por los derechos civiles. Algo que si bien le otorgaría un gran potencial para la movilización política también pondría a los punks en el punto de mira de las autoridades, siendo acosados por las fuerzas de seguridad e incluso calificados de “enfermedad social”. A pesar de todo la escena sigue viva, con excelentes bandas como Trotoar Chaos, Kelelawar Malam o Anarchy Terror Crew. En definitiva, un extenso mundo musical que vale la pena descubrir y que, al menos, no dejará indeferente a nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario