viernes, 25 de diciembre de 2015

El grafiti como una historia corta





El grafiti, o el arte de la calle, es un arte relativamente nuevo. En Egipto ha aparecido unos años antes de la Revolución Blanca. Y con esta Revolución ha adquierido su gran importancia. Unos artistas independientes, en contra de un régimen dictatorial, decidieron salir a la calle con los plumas y pintar las paredes de las escuelas, universidades y muros de la casas, especialmente en el Centro de la Ciudad. Dibujos que simbolizaban las protestas. Dibujos que reflejaban un estado de indignación de un pueblo harto ya de un presidente absolutista y de un gobierno tan corrupto a luz del día.


El grafiti, entonces, no apareció fundamentalmente en Egipto como un movimiento artístico, (aunque se pueda entenderlo como un movimiento vanguardista en contra de las formas tradicionales), sino como un movimiento político. O como un movimiento artístico comprometido hasta el cuello en los asuntos políticos. Los artistas no eran los oficiales del Estado, o artistas consagrados que tenían cuadros y exposiciones. Sino que artistas jóvenes, de 20 a 30 años casi, que sólo tenían el talento de pintar, la rebeldía suficiente contra la dictadura y poco dinero para comprar materiales.



Desde los primeros días de la Revolución, los grafitistas elegieron un rincón en la Plaza de Al Tahrir (en la boca de Talat Harb) para ser su sede. Y de ahí se partían para tapar todas las paredes de la Plaza con su arte. A parte de estos momentos, continuaron en movimiento durante cuatro años seguidos, a pesar de que estuviesen perseguidos por los policías, que se sentían ofendidos ante dibujos que les recordaban de los crímenes que cometieron.




Los artistas de la calle lo tenían muy claro: estar en contra de los militares y los islamistas. Es un movimiento totalmente laico que aspiraba, igual que los primeros revolucionarios de Al Tahrir, a un país moderno y democrático. Igual que ellos también llevaban el emblema de: Pan, Libertad e igualdad social. Así que el arte de los muros que hicieron representaba esta tendencia.


Iba el grafiti paso a paso con la Revolución. Era la memoria de esta intifada contra los diferentes régimenes: Mubarak, el Consejo Militar, Los Hermanos Musulmanes, Al Sisi. Y los artistas tenían una conciencia muy lúcida para poder leer las situaciones ambiguas, como el acoso, el discurso mentiroso de, por ejemplo, el Consejo Militar. En muy poco tiempo se convirtió el grafiti en un archivo, y las calles al rededor del Centro en un museo abierto. 





El momento en que el Poder procuraba destruir la memoria de la Revolución, a través de un discurso que condenaba a los revplucionarios de estar pagados por fuerzas extranjeras, y difundía otra historia de los revolucionarios asesinados por los francotiradores policiacos, (como que están matados por terceros), el mismo Poder iba destruyendo los dibujos grafíticos, borrándolos de las paredes y muros. Así que se convirtió en un juego de Tom and Jerry: de noche la pared se pinta, y de día se borra 




Entendiendo el juego, y como forma de proteger la memoria, los revolucionarios empezaron en fotografiar las paredes, y los intelectuales empezaron en preparar libros que incluyen estos grafitis, para que no se pierdan para siempre.
En el último año, justamente desde el Golpe de estado, casi todos los grafitistas dejaron de pintar y dibujar las paredes. Cosa que se puede entender por la represión y la persección.

la historia del grafiti en Egipto, como la historia de la Revolución: es corta y fenomenal.







   

        

No hay comentarios:

Publicar un comentario